Tratamientos de datos personales en situaciones de emergencia
Tratar datos es necesario para hacer frente a situaciones de emergencia, ya sean casos de emergencia local, nacional o global, y la normativa dispone de los mecanismos para hacerlos accesibles a nuevos tratamientos con las garantías jurídicas, organizativas y técnicas necesarias.
En el momento de llevar a cabo la recogida de datos, y en particular datos de carácter personal, hay que tener en cuenta que no todos los datos serán de utilidad para hacer frente a una emergencia. No sólo hay que seleccionar las categorías de datos relevantes y adecuadas para el problema que se ha de abordar, sino que hay que extraer datos que sean de calidad, fiables y contrastados. Ese subconjunto de datos que realmente tiene valor se denomina información.
Cuando se dispone de información puedo acrecentar mi conocimiento. El conocimiento no parte espontáneamente de la información, sino que se construye sobre un conocimiento previo de un especialista acerca del entorno, la estructura y los mecanismos adecuados para resolver un problema.
El conocimiento es el que permite la toma de decisiones adecuadas. Para poder tomar decisiones realmente efectivas se precisan al menos tres elementos: la voluntad de tomarlas, la competencia de ejecutarlas y elegir el momento de ejecutarlas. De nada sirven las decisiones tomadas por quien no tienen la competencia de ejecutarlas. La voluntad de tomar la decisión puede estar mediatizada por multitud de condicionantes externos al problema en sí y una decisión correcta será inefectiva si se toma a destiempo.
Una vez que se toma la decisión es necesario ejecutar de forma efectiva la misma. La ejecución efectiva de una decisión precisa de la existencia de recursos (humanos y materiales) así como de la disponibilidad de un sistema de gestión para organizar los recursos, disponerlos en tiempo, transmitir el conocimiento y realimentar las consecuencias. Resulta inútil tomar decisiones que no están de acuerdo con los recursos disponibles, que precisan de recursos inexistentes, o cuando se carece de la capacidad de gestionarlos. Una adecuada gestión necesita de una planificación para armonizar las acciones y conseguir que sean realmente efectivas.
Finalmente, hay que evaluar de forma objetiva si los beneficios obtenidos por dicha actuación conducirían a mejoras reales, si los recursos empleados y estrés social producido compensan y si los objetivos se podrían haber conseguido utilizando otros medios más eficientes y efectivos.
Por lo tanto, para determinar qué datos necesito recoger el primer paso es seleccionar un plan de acción óptimo de eficacia contrastada, evaluándolo en comparación con otras opciones posibles. Esta selección se ha de realizar basada en parámetros objetivos de eficacia y eficiencia en función de los recursos y capacidad de gestión disponible. Este plan ha de ser dirigido por el órgano con la voluntad y la competencia para ejecutarlo, apoyado por aquellos que pueden obtener y transmitir el conocimiento que se puede adquirir con la información necesaria.
La recogida masiva e indiscriminada de datos personales no solo incumple con los principios de necesidad y proporcionalidad, sino que conduce a la generación de ruido, la agresión contra los derechos y libertades de los ciudadanos y el riesgo que dichos datos acaben en las manos equivocadas que, con un plan claro, recursos y decisión suficiente, vuelvan esos datos contra nosotros.
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