La importancia de la educación digital en la infancia y adolescencia

La educación en el ámbito digital es una herramienta fundamental para intentar minimizar los riesgos a los que pueden exponerse jóvenes y adolescentes en Internet. El ciberacoso, el sexting o el grooming son algunos de ellos.

 

Gaelle Marcel

 ©Gaelle Marcel – Unplash

En la era digital en la que vivimos, la tecnología se ha convertido en un componente fundamental en nuestras vidas, más aún para los jóvenes, que cada vez acceden antes a los dispositivos móviles. En este contexto, la educación digital constituye un elemento esencial para enseñarles a aprovechar las ventajas que reporta esta tecnología, pero también para hacerles conscientes de que un uso indebido les puede exponer a una serie de riesgos tales como el ciberacoso o el grooming.

Para evitarlos, es importante que sus padres y madres o responsables les ayuden a hacer un uso seguro de la tecnología entendiendo las amenazas a las que pueden enfrentarse las personas menores de edad. Por ello, supervisar su actividad y establecer límites es, quizás, el primer paso. Al principio pueden valerse de algún software de control parental, pero teniendo en cuenta que un bloqueo excesivo puede ser contraproducente. No obstante, y pese a la ayuda que proporcionan estas aplicaciones, no se debe olvidar que la mejor supervisión es la que hace uno mismo. 

 

Un móvil es más que un móvil


 

Uno de los aspectos en los que se debe poner el foco es en el uso de las redes sociales. En un primer momento, puede ser necesario fijar los criterios sobre qué plataformas pueden usar y cuáles no.

A continuación, es conveniente conversar acerca de los peligros que se pueden encontrar en Internet y las redes sociales y sobre el manejo de sus datos, que quizás pueden ver más personas de las que esperan. Asimismo, sería una buena idea configurar juntos su perfil para que no todo el mundo pueda ver lo que se publica.

Pese a que las precauciones previas son el primer paso, no hay que quedarse ahí. También es recomendable interesarse por cuestiones como con quién hablan las personas menores de edad, con quién juegan o a quién siguen, respetando su privacidad.

Es importante que entiendan que no deben facilitar información sobre dónde viven o con quién, en qué colegio estudian, en qué equipo juegan o cualquier otra información que permita a otros la localización en el mundo real. Además, deben comprender que no deben aceptar ni añadir como contacto en ninguna plataforma o servicio a personas a las que no conocen en la vida real.

Los riesgos de un uso poco seguro de Internet y las redes sociales pueden llevar a situaciones de ciberacoso, sexting o grooming.

Ciberacoso

El ciberacoso o ciberbullying es una realidad en las aulas que afecta a niños, niñas y jóvenes de edades y contextos diferentes. Es un tipo de acoso que se produce entre menores y en el que se utilizan los medios digitales para hacer daño, conscientemente y de forma repetida en el tiempo.

Según datos de Unicef, dos de cada 10 adolescentes de entre 11 y 18 años podrían estar siendo víctimas de ciberacoso. Por su parte, el Estudio Estatal de la Convivencia Escolar en Educación Primaria del Ministerio de Educación recoge que más del 9% de los alumnos de primaria reconoce haber sufrido ciberacoso.

El estrés al que puede estar sometida una persona menor de edad objeto de ciberacoso puede llegar a impedir el normal desarrollo de su personalidad al sentirse constantemente hostigada o vigilada. En caso de ser víctima de esta situación, no hay que eliminar información. El registro de llamadas o los mensajes de correo electrónico son evidencias que facilitan información a los especialistas a la hora de identificar a un acosador.

Puede ocurrir que la persona acosadora publique en un foro, web o red social mensajes con la intención de presionar a la persona acosada y que dichos mensajes sean eliminados. En estos casos, se recomienda hacer una captura de pantalla o una fotografía de la pantalla y conservarla para poder facilitarla a las autoridades cuando sea necesario.

Sexting

El sexting consiste en el envío voluntario de fotografías o grabaciones íntimas a una persona. Se trata de una práctica de riesgo con independencia de la edad de la persona, pero es especialmente delicada cuando implica a menores de edad.
     
Los riesgos de esta práctica se materializan cuando se produce una divulgación de estos contenidos entre personas que no eran las destinatarias. Al tratarse de contenidos íntimos, su difusión conlleva una pérdida de privacidad y puede provocar graves problemas psicológicos, como ansiedad o depresión.
 

#PuedesPararlo

 

El informe sobre el impacto de la tecnología en la adolescencia de Unicef constata que las prácticas de sexting son cada vez más habituales. Según sus datos, el 26,8% de adolescentes de entre 11 y 18 años reconoce que alguno de sus contactos le envió alguna vez fotos, imágenes o vídeos personales de carácter erótico o sexual (sexting pasivo) y el 8% reconoce incluso haberlos enviado ellas/os mismas/os (sexting activo). El porcentaje de adolescentes que se han visto presionados para el envío de este tipo de material es incluso superior (11,4%).

A menudo, las personas menores de edad piensan que nadie puede reconocerles porque en la fotografía únicamente aparece una parte de su cuerpo en la que aparentemente no es posible la identificación. Sin embargo, ésta podría realizarse mediante los metadatos de la fotografía, o por un simple detalle, como la geolocalización o el tipo de terminal con el que se ha hecho la imagen.

En ocasiones, estas imágenes pueden utilizarse con la finalidad de chantajear a los y las menores, obligándoles a realizar actos, de cualquier naturaleza, en contra de su voluntad y en perjuicio de su dignidad.

Si tienes conocimiento de la publicación en internet de fotografías, vídeos o audios de contenido sexual o violento cuya difusión ilícita pone en grave riesgo los derechos y libertades o la salud física y/o mental de las personas afectadas, puedes solicitar su retirada inmediata en el Canal prioritario de la Agencia.

En 2023 este Canal alcanzó un 100% de efectividad en su objetivo de retirar contenidos inapropiados, algo que, con carácter general, se produce en un plazo de 72 horas cuando el responsable de la plataforma se encuentra en España.